Si hubiera nacido
en la piel de mi abuela
el sol me hubiera cosido lento
mi cabello, como el suyo, rizado,
igual se me enredaría
pero con el soplo de otros vientos
y el país apenas niño sería mío,
como mi patio, por nacimiento,
Sería de un campo verde recién abierto.
Cuando jugaba, jugaría de ser libre,
y cuando corriera por los potreros
sería cierto.
El trabajo me haría persona,
algún hombre vendría
y diría que él me hizo mujer.
De haber nacido en otra vida,
criaría a mis nietas
con el fuego ardiente del calor de Guanacaste.
Mi historia podría descansar
en paz benevolente
de que fui alguien ahí, y cambié el mundo.
Cambié el mundo porque sembré,
parí, construí desde cero
la herencia que con todo el pecho puedo llamar mío.
Si hubiera nacido
en la piel de mi abuela
pausaría a darle besos.
La abrazaría con la ternura
de que su cielo azul
todavía es mi cielo.
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