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Para Isabel

Isa, a mí me gusta mucho su hijo,
y yo quiero que lo sepa,
para que cuando lo deje de ver por sus paredes,
es que anda conmigo, perdiendo el tiempo.

Pero Isa, yo quiero que usted entienda
con toda sinceridad, que yo lo amo,
como para quererla a usted
por regañarlo tanto.

Lo amo por eso, ¿me entiende?
Solo amo hombres
que tiemblen con mi voz, callados,
de los que nunca alzarían la suya.

Solo que hay un problema, Isabel,
que tenemos que hablar.
Porque de tanto grito suyo me lo dejó cobarde.
Y como usted y yo sabemos, los hombres cobardes no saben amar.

El problema del susto de estos hombres
es que siempre es problema de uno.
Y cuando su chiquito se me asusta
no corre a pedir ayuda o hablar,

sino que me ve a los ojos, con frío,
y le sale una mano de la garganta,
que me sujeta en el aire, del cuello,
me empieza a encoger en su puño.

Y esa persona que me amaba
me grita que no me acerque,
que ya no le queda amor, que no moleste
y como un terrible truco de magia,

me convierto en niña de nuevo,
sujeto su pierna rogando que se quede,
sujeto su cara, rogando que me vea,
deseando ser persona en sus ojos, de aquellas que le gustan.

Isa, dígame usted, ¿Qué hago?
Su hijo, creo que no me quiere,
o peor, soy yo la que ya no lo quiero, verá;
cuando se asusta, deja de ser amante y se vuelve hombre,

y como usted sabe,
así,
así no se puede.
Foto de Daniela Vega Cordero

Daniela Vega Cordero

22 años. De San Rafael de San Ramón.
Bachiller de la Enseñanza del Castellano y Literatura. Ganadora del FEA a nivel nacional en la categoría de poesía en el 2019. Ganadora del premio Lisimaco Chavarria en la categoría de autores no publicados en el 2023.

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