La primera sección nos sumerge en la realidad de "Los miles del pobre", donde la pobreza no se presenta como un lamento, sino como una pintura descarnada. Los versos adquieren la fuerza de un testimonio, retratando con crudeza la lucha diaria y la huella que esta deja en el cuerpo y el alma.

En la segunda sección, la autora nos regala un soplo de aire fresco. La poética se torna certera, llena de un orgullo sincero hacia la necesidad y la entereza de quienes la enfrentan. Descubrimos la belleza en la resistencia, en el coraje para sobreponerse a la adversidad y encontrar la fuerza para seguir adelante.

La tercera sección nos introduce en el terreno del amor y la pasión con versos cargados de intensidad. La poeta nos entrega imágenes poderosas en espacios brevísimos, como los siguientes versos del poema titulado “Cuidadito”:

“Hubo un reventón en la cordura, en la pureza.
Hubo juegos de pólvora en los nervios.
Hubo una laguna mental en la conciencia,
se olvidó el sexto mandamiento,
de remordimiento, nada.”

Nos hablan del deseo irrefrenable y las consecuencias, a veces agridulces, que este puede traer.

Con la cuarta sección, el poemario adquiere un tono más introspectivo. La voz poética se desnuda ante el lector, revelando sus miedos, anhelos y sueños rotos. Versos del poema "Me siento" como:

"Haré una alcancía y la pondré en la acera
para que los que pasen me regalen consejos."

Evidencian la búsqueda de respuestas, la necesidad de encontrar un sentido a la existencia a pesar del dolor.

Finalmente, la quinta sección nos envuelve en un halo de ternura nostálgica. La autora rinde homenaje a sus hijos, a su familia, a la fuente de amor que representan en su vida. La dureza de la realidad se atenúa ante la fuerza del vínculo familiar, ofreciéndonos un atisbo de esperanza y la certeza de que, incluso en medio de la tempestad, el amor perdura.

"Los miles del pobre" es un poemario que nos invita a mirar más allá de las apariencias, a reconocer la fuerza inquebrantable del espíritu humano. Un poemario que nos conmueve, confirmando a Carmen Lía González Cortés como una voz auténtica en el panorama literario nacional.